Controlar Ansiedad: lo imprescindible eres tú

La ansiedad produce mucho sufrimiento y por ello buscamos cualquier remedio que pueda curarla. Convenientemente, olvidamos lo más importante: nosotros.


Si eres tú quien padece de esta enfermedad, sabes que trastorno de ansiedad genera mucho sufrimiento y, por tanto, aquellos que lo padecemos buscamos desesperadamente una cura, una manera de controlar los ataques de ansiedad, la ansiedad en sí.

Controlar Ansiedad - Imprescintible Tu
Queremos que el trastorno de ansiedad desaparezca y queremos que lo haga de la misma manera que vino: de una manera rápida, inesperada y sin ninguna intervención por nuestra parte.

Vivimos en una sociedad avanzada donde la medicina, afortunadamente, ha hecho grandes avances y tiene solución para muchos de nuestros problemas de salud. En esta situación nos hemos convertido en personas cómodas, acostumbradas a: tener un problema de salud, acudir a nuestro médico quien nos prescribirá una medicación que solucionará nuestro problema. Así, cuando tenemos un resfriado, acudimos al doctor quien nos manda unas pastillas que nos tomamos las veces y en la frecuencia que nos informa y, resolvemos el problema.

En ocasiones, la cosa ya no es tan cómoda. Por ejemplo: cuando tenemos una lumbalgia, además de tomarnos la medicación, permanecer en reposo unos días y, algo adicional, en este caso debemos modificar nuestros hábitos de vida (aunque sea durante el periodo inicial de reposo), para acabar de dificultar la cosa, nuestro especialista nos explicará que está demostrado por la experiencia que, aquellas personas que –a pesar del dolor – se activan antes, tienen una recuperación más temprana y satisfactoria: para recuperarnos tenemos que poner de nuestra parte y – aguantando el dolor – activarnos lo antes posible.

En un caso o en el otro existen una pautas que van ha conducirnos a la solución del problema. Puesto que nuestro problema actual es el de la Ansiedad, acudimos al médico o buscamos la ayuda de cualquier otro tipo que nos permita resolver el problema “como siempre”.

Nuestro médico nos atenderá personalmente o nos derivará a un especialista psiquiátrico. En ambos casos la solución al nuestro problema por parte de estos especialistas de la medicina occidental es el recurso a las pastillas. Como veremos en un artículo posterior, las pastillas no son la solución, pueden resultar un alivio temprano pero nunca una solución a nuestro problema de controlar la ansiedad y sus ataques y, para empeorar las cosas, este “alivio” temprano va a pasarnos una cara factura después.

Puede que aún sigamos buscando una respuesta rápida y esto nos introducirá en el mundo de las medicinas “alternativas”. No estamos criticándolas desde esta bitácora: Existen denominadas medicinas alternativas como la acupuntura, la digitopuntura, las flores de bach, el yoga, la curación naturista, etc. que tienen demostrada su eficacia desde antes de que la medicina occidental despuntara por sus rápidos resultados. El problema es que, en esta búsqueda desesperada, dejemos de ser selectivos y nos pongamos en manos de pseudo-sanadores que, no sólo no mejoren nuestro problema, sino que nos empeoren y mucho.

En este artículo nos vamos a centrar en un punto que tienen en común todas las soluciones anteriores y que es el hecho de que buscamos que algo externo a nosotros sea quien produzca la sanación. Querernos que nos curen, no buscamos cómo curar la ansiedad.

El título de esta bitácora “controlar ataques de ansiedad” lleva implícito un hecho y es que en nuestro objetivo de aprender cómo controlar la ansiedad, cómo manejar la ansiedad vamos a ser necesarios, realmente será lo único indispensable.

La pregunta ahora será ¿porqué para


Controlar la Ansiedad lo imprescindible eres tú?



Como vimos en nuestro artículo Que es la Ansiedad, el trastorno de ansiedad es una alteración de un sistema preventivo-defensivo presente en todos los humanos. Una alteración que hace que este sistema se dispare cuando no existe peligro objetivo, que se dispare con una intensidad desmedida y que no sepa cuando debe parar.

El sistema Ansiedad está anclado en nuestro cerebro, para ser efectivo es un sistema que actúa de manera automática, esto es: no espera a que nuestro cerebro consciente interpreta razonadamente las señales -esto lo haría lento y, por tanto, inútil-, cuando percibe señales de peligro se activa todo el sistema antes de que seamos conscientes ni de que el problema existe. Como han demostrado estudios recientes, es un sistema que aprende, esto es, se adapta y aprende a interpretar nuevas señales como peligros.

En nuestro caso, cuando padecemos de ataques de ansiedad, el sistema ha aprendido a protegernos de peligros que no vemos de manera consciente. Hemos desarrollado un sistema de protección para cosas que nos parecen peligrosas, aunque para el resto de personas no lo sean. Los mismos estudios a los que nos referíamos antes demuestran que el sistema ansiedad también es extremadamente preventivo: si un ruido fuerte es indicio de un peligro inminente y este sonido se produce varias veces con distinta intensidad, el sistema se vuelve preventivo y se dispara ante el menor susurro.

Nuestro objetivo de aprender a controlar la ansiedad, a manejar los ataques de ansiedad, pasará por un proceso de reeducación de este sistema. Es como un piloto de alarma de incendios que ha perdido la configuración y tenemos que volver a introducirle los valores a partir de los cuales se considera que hay incendio y cuando sólo es una subida de temperatura debida al calor del verano.


Y, en este proceso hacemos falta nosotros. Los demás podrán acompañarnos (algo que casi siempre se agradece), podrán reconfortarnos (saber que contamos con apoyos suele ser muy útil para no hundirnos en el camino) y guiarnos (saber reconocer que no lo sabemos todo y aprovechar el conocimiento de otros que ya conocen el camino es de gran ayuda para avanzar más rápido y sin tropiezos), pero al final somos nosotros quienes debemos hacer el camino.

De la misma manera que una persona que tiene miedo a viajar en avión tiene dos formas básicas de afrontar este miedo: La primera de una manera paulatina, con un proceso de aproximación primero mental y luego real y una segunda mucho más brusca que es subiendo al avión y no bajándose hasta haber perdido el miedo, de la misma manera que estas dos técnicas pueden resultar beneficiosas para uno y muy perjudiciales para otros, de esa misma manera ocurre con el control de los ataques de ansiedad.

Debemos encontrar cual es nuestra manera de afrontar el problema, cual es el camino que nos permite cumplir nuestro objetivo de dejar en el olvido los ataques de ansiedad y reconducir la ansiedad a aquello que debe ser, de una manera que nos permita avanzar sin tropezar.